jueves, 31 de enero de 2013

SINIESTRAS LAS TUMBAS


Siniestras las tumbas, son negros espejos
de luces difusas, de muerte y desecho
último refugio de carne y estiercol,
de moscas azules, gusanos traviesos
que mondarán lirondos los pálidos huesos.
Si paso muy lento me invitan con guiños
sabedoras ellas de nuestro destino,
de la rueda eterna que empieza de niños,
de la brevedad de nuestros delirios
que encuentran su meta en el suelo frio
Por eso camino en el cementerio
pisando esperanzas de otros ya muertos
pensando en la vida llena de misterios
resueltos ya todos cuando, sólo huesos,
dejamos la gloria de sueños perfectos.
Ayer embozado miraba un cortejo
con sedas y paños, caballos y deudos
con grandes discursos, con flores y rezos
que como zumbido escuché de lejos.
Luego que se fueron, solo quedó el muerto
La noche ya cae sobre el camposanto
lágrimas de pena el viento ha secado
los sauces regalan sus ramas perennes
que buscan convencernos que ellas no mueren
tristezas marchitas, dolores segados
que el olvido vuelve a cortar, matándolos.
La luna ilumina túmulos y estatuas,
adornos que ocultan tierra mancillada
con restos de gentes que en el mundo fueron
brillantes ingenios, y hoy son esqueletos,
apenas son polvo, ya ni son recuerdos.
Camino y los nichos me hablan yacentes
con voces antiguas, recuerdos dolientes
mientras que osamentas se quiebran al paso
restos de hombres que un día rieron, gozaron
y que hoy solo manchan mis viejos zapatos.


Se que seguro acudiré a la cita postrera,
ignoro la fecha, no quiero saberla
y este cuerpo hoy mío será descompuesto
en mil componentes, en humus, en suelo
y sólo quedará de mi, tal vez estos versos.

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