lunes, 5 de marzo de 2012

El huérfano

Con harapos como ropa
y tristeza en la mirada
la cara desconsolada
sorbe sonoro la sopa.

flaco, sucio, abandonado
ni a sus padres conoció
el cree que los perdió
en accidente ignorado.

Aunque a veces en sus sueños
cree ver a su mamá
quien a él todo le da
y se mira más pequeño.

-Me pareceré a papá,
dice cuando se mira
y ante el espejo ya gira
pero el rostro ya no está.

Duerme sobre cartones
en el atrio de una iglesia
con la esperanza tan necia
de comida y no sermones.

Al menos no está tan solo
hay más de diez como él
el mayor es el más cruel
malvado con grave dolo.

Ha aprendido a callar
si él lo toma por detrás
a no gritar por demás
y apenas a sollozar.

Ahora que se han unido
al grupo unas chiquillas
lo ignoran en la pandilla
y puede dormir tranquilo.

Ayer hubo diferencia
llegó un grupo con mangueras
y gritando como fieras
los golpearon con violencia.

Ramón el mayor, sacó navaja
y se le fueron encima
reventándolo con grima
sin derecho a la mortaja.

Luego agarraron a las niñas
y las subieron a un auto
mientras reían, voz en alto
celebrando las mil piñas.

Los demás se escabulleron
el pudo contemplar todo
y a esconderse se dio modos
y así no lo sorprendieron.

Hoy no sabe que comer
ni a donde se irá a dormir
si va a llorar o reir
si caminar o correr.

La lluvia es cual cortina
que refleja en el pavimento
las luces que de momento
rielan sobre la banquina.

De repente, un camión
embiste al pequeño cuerpo
el que queda en el pavimento
como trágico montón.

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