lunes, 22 de abril de 2013

LA HISTORIA DEL CAYU

Es el cayú un fruto
bendición del creador,
ocurrencia del Señor
creado en momento justo.
Para el diablo fue un disgusto
por su sabor y dulzor.

Lo que la gente no sabe,
Es que nació de una apuesta,
pues también en el cielo
el aburrimiento gesta.
Desde la dureza del hielo
o la imposibilidad de la cuesta.

Ocurre que nuestro Dios
como es un ser perfecto,
a veces se aburre y entonces
se enoja con los querubines
los  ángeles y serafines
y se pasea molesto.

Y pocos son atrevidos
de inquirir en su molestia,
pues de soberbia o modestia
no se discute,  atrevido,
puesto que a  Dios enfurecido
no es agradable de ver.

Pero, como en toda creación 
no falta el ángel audaz,
que sin ánimo procaz
le busca  conversación,
con afán de entretención
para el ánimo calmar.

- ¿Puedes tu darme, Señor
razón que sea valedera
para que una fruta, cualquiera,
 lleve el carozo por dentro?
-¿No sería más cumplido
honrar a tu creación,
con un fruto  que a lo mejor
tenga el carozo por fuera?

- !Como puedes ser tan bestia¡
clamó el digno Creador
-si el carozo se llama así,
pues semeja a un corazón
¿Qué locura y sin razón
te lleva a hablar así?

Más el ángel del comentario
ya lanzado en su dislate
dijo, -pero es corazón que no late,
podría tal vez estar fuera
y tu mandas sobre todo
fruto que hay en la tierra-

De la ira a la curiosidad
solo hace falta un momento
y a Dios le dio contento
improvisar en el crear.
-Tal vez pudiera hacerlo
-que digo, ¡siempre yo puedo!
Y con esa idea tan loca
se retiró a su aposento.

- ¿Pero, como sería ese fruto
tan loco cual tu deseo?
Con un carozo por fuera
¡Se vería muy, muy feo!
decía entre dientes,
mientras pensaba sonriente.

Echó una mirada a la tierra
ahíta de creaciones
y en medio de la selva vio
tortugas y camaleones
y entre toda esa fauna,
el tucán lo conmovió.

Y con esa inspiración
sin más trámite en la jungla
el cayú apareció.
Con un sabor diferente
a todo lo antes creados,
luciendo sobre la pulpa
un apéndice colorado,
cual pico fuera de tucán
que dejó a todos pasmados.

Desde ese entonces el cayú
nos alegra con su miel,
creación directa de El
y con su nuez de regalo,
nos muestra a todos cuan sabio
el creador puede ser.

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